¡Buenas noches amigos!
Estar en medio del verano me viene pintiparado para el título de esta entrada. Os habreis dado cuenta de que he podido poner las admiraciones y los acentos, sí queridos, tengo una nueva adquisición: mi anhelado Apple con teclado español. Estoy que no quepo en mí de gozo. Después de varios años usando teclados de cualquier parte del mundo me costará recordar el uso correcto de mi lengua madre con todos sus aliños. Al margen del teclado he de reconocer que la tecnología Apple va años luz por delante de la de, parafraseando a mi buen amigo Martín, "mocosoft", es un gustazo ver como las cosas funcionan con naturalidad, sin esperas y sin stress. Todavía recuerdo una de mis anteriores entradas en la que os contaba la pérdida de un día completo de descanso tratando en vano de arreglar algo de mi antiguo laptop, escena que difícilmente se volverá a repetir. ¡Yeeehaaa!
Mis desvelos nocturnos no han sido provocados por la alegría de la novedad, lo han sido por la mano de algún interfecto que ha puesto sus dedos a las cuatro de la madrugada sobre mi interfono, sacándome de un salto de mis ensoñaciones. Me he asomado a la ventana y he proferido un inexplicable insulto en mi lengua, no creo que el autor/a de tamaña felonía estuviera cerca, simplemente me ha servido para expulsar un poco de mi presión, sí, a modo de una humana versión de olla express. Toda esta presión está provocada por una visita que acojo en mi casa y por dormir en un sofá, agravado con el conocimiento de que la estancia va a durar casi un mes, tiempo en el que tendré que seguir durmiendo en el living-room. Muchas noches las paso en esta habitación, pero la obligación de tener que hacerlo me pone enferma.
¡Qué quereis que os diga si ya sabeis que he nacido para llevar la contraria! Seguramente que si mis invitados estuvieran en el saloncito deambularía por mi dormitorio pensando en cuando puñetas se iban a levantar estos perezosos. Este último pensamiento me alivia bastante, pensar que no puedo utilizar mis artilugios electrónicos a mis anchas y a las horas que me apetezcan, me pone de muy mala uva.
Me encomiendo, y a vosotros también, a recordar la noche de algun verano loco en la cual Titania y Oberón hicieran de las suyas. Prometo contarlo próximamente.
¡Ah! Prometo arreglar todos los desmanes lingüísticos del blog, aunque lo haré del final al principio.
Saludos a todos los que pasan las noches de verano en vela.