lunes, 25 de febrero de 2008

Fashionable


Buongiorno, lectores de brevedades. Hoy pasaremos revista al armario, pero no haré un inventario de lo que hoy es, sino una retrospectiva-introspectiva.

Empezaré por la ropita de bebé que llevabamos los de mi época, hecha a mano por madrinas, abuelas, tiitas, madres amantísimas e incluso vecindongas. Si no eras el primogénito, o millonario de nacimiento, lo normal era heredarla. ¿Qué importaba que fueses genero femenino singular o masculino plural? A tan poco dentada edad los recuerdos no existen, así que posteriores machos-men lucieron frunces primorosos en sus tiernos pectorales infantiles legados de hermanas anteriores. Absolutamente todo era casero, pañales, camisetas, picos, patucos, faldones, rebequitas, pololos, baberos... Aquel nómada ajuar infantil se eternizaba en las familias numerosas, con adiciones puntuales debidas a algun evento de importancia. No faltaba el traje de cristianar bordado por alguna prima monja de clausura en las épocas inmemoriales de tu tatarabuelo, porque si habia algo en los baúles domésticos de entonces que mereciera un trato de honor en el apartado textil de algún anticuario de renombre, sin duda era el vestido bautismal.

De ningun modo podia faltar en una canastilla todo aquello que el infante necesitara para su toilette asistida: peines minúsculos, polvos de talco, pomada para las escoceduras, esponjas naturales, jabón líquido, y, brillando por derecho propio, la reina de los afeites, la colonia Nenuco, Chupetín o cualquier variante de aroma cítrico. Aún hoy, cuando olfateo algún aroma de este gremio, me viene a la memoria el olor de los ninos de antaño, mezcla de Nenuco y leche materna fermentada.

Normalmente bañaban a las criaturas en una palangana con agua previamente calentada en la hornilla, los calentadores a butano no habían hecho aún su aparición y mucho menos los eléctricos. Al acabar con los menesteres higiénicos liaban al pequeño en la toalla y le refregaban bien, supongo para que entrara en calor, o por ese fervor maternal de dar lustre y brillo al hijito querido. Rápidamente la madre se sentaba en la silla de anea, tumbaba al retoño en su regazo y vestía a la criatura con todo lo que se le ponía por delante, primero la faja, para que no se saliera el ombligo, camiseta de hilo fino, camiseta de algodón, etc... No podían faltar alfileres varios e imperdibles, no habíamos llegado al velcro, con el consiguiente riesgo de que terminaras como un muñeco de vudú. Al final de toda esta epopeya el niño no podia moverse, envuelto como si su madre hubiese hecho un cursillo acelerado de momificación en el antiguo Egipto.
Las cunas eran de madera o niquel, con sábanas bordadas y mantas pequeñas, o grandes que se doblaban por la mitad, pesaban una barbaridad. Esas criaturas momificadas y con mantas de ese peso se veian impedidas para el mas mínimo movimiento, sólo cuando llegabas a los siete u ocho meses podías campar medianamente entre los ropajes. Capítulo aparte merecerían los colchones y colchonetas, lana, borra, gomaespuma...
Voy a lanzar esto al ciberespacio, seguiremos con el atrezzo infantil otro día, o tal vez no...
¡Ciao querubines!

miércoles, 20 de febrero de 2008

Waiting a friend



Hoy empiezo más peinada.
Como el título indica estoy a la espera de alguien. Sí, ayer limpiaron por fin la casa, cuando tenian que haberlo hecho hace mes y medio. Pensamos que en el Reino Unido todo es eficiencia, pues no es así queridos míos, no y no. Las inmobiliarias se llevan la palma, el oscar, el grammy y veinte premios más. ¡Qué actorazos y actrizonas tienen en plantilla! Lo mismo cubren que descubren, delatan o enlatan a cualquier companero/a de tan singular gremio. Eso si, todos ideales, ellos de traje y corbata, ellas de traje sin corbata y a veces sin medias, con zapatos de plástico de mala muerte (en este pais resulta carísimo ir bien calzado), con esas sonrisas falsas de todo esta en venta. Nada más entrar por la puerta de una agencia sabes a lo que te expones. Te enseñaran dos mil apartamentos, ninguno tendrá que ver con las indicaciones que les hiciste, en este momento te preguntas: ¿sirvieron de algo las llamadas telefónicas y los emails? ¿puede que este agente sea nuevo? ¿quieren hacerme tonto? Para terminar con las mismas respuestas: me van a meter una bacalá si no recurro sabiamente a contestar el móvil (previamente programado para que suene) y huir con la excusa de que alguien esta intentando entrar por la fuerza en el apartamento que poseo en una comunidad sufi de Turquia, indicando que es un timeshared que compré en otra inmobiliaria de la competencia. Salir volando, dejándoles boquiabiertos y bracicaídos es la mejor opción.
Llaman a la puerta, es el mocetón que esperaba, viene acompañado de otro. Les invito a entrar en mi morada, les doy una vuelta por el living y pasamos a lo que nos importa. Dirijo mi dedo índice hacia el techo y les muestro dos manchas de humedad, una de ellas situada justo en uno de los focos que iluminan la habitación, la otra pegadita al muro exterior. Amigos esta era mi cita, dos expertos en reparaciones del hogar. ¿Y qué tiene que ver esta cita con el tostón inmobiliario anterior? Muchísimo. Os explico: después de llamar a nuestra inmobiliaria una cantidad de veces insospechada para decirles que había humedades y que la casa estaba sucia, hasta ayer no se dignaron a escucharnos. Creo que esto último lo hicieron porque amablemente sugeri que no iba a volver a gastar dinero en telefono, que directamente hablaría con mi abogado de la prestigiosa firma Smith&Wetson&Cia. Fue mano de santo, aunque aqui no existan (los saints), rápidamente llegó la señora polaca y hoy el mocetón.
Queridos míos os dejo, entraré cuando pueda a desvariar otro poco o a desbarrar.

martes, 19 de febrero de 2008

Manchester


Mi primer día en estos campos y estoy despeluznada. Siempre había imaginado que cuando me decidiera a escribir lo haría de una forma mas teatral, vestida con rasos y sedas, plumas acariciantes rodeando mi cuello, reposando mi cabeza en la mano con aires desvaidos de diva hollywoodiense de los años 30, mirada puesta en el infinito a la espera de la musa etérea. Pero no es así...
La realidad pasa por otros caminos menos frivolones, o sea que me encuentro en mi apartamento de Mánchester, ciudad de pasado industrial que hoy reconvierten en inmobiliario, con una señora polaca que no habla ni pío de inglés que está friega que te friega, dejando la casa como un espejo, y a la que no puedo indicar qué tiene que hacer puesto que el polaco no está dentro de mis virtudes y mucho menos de las lenguas que hablo.
Pues eso queridos, que no se cómo funciona esto del blog, que venga opciones a derecha e izquierda, que no, que no... que no quiero la tiffanys en verde... que sólo quiero divertirme un rato (¡huy! la polaca ha encendido el aspirador y me esta chupando la inspiración ¡qué invento tan ruidoso!). Si tenéis a bien echarme una mano con esto de las nuevas tecnologías la acepto de buen talante, nunca se sabe... Os dejo que me vuelvo loca-sorda de tanta aspiración.